viernes, 25 de marzo de 2016

Visiones.

A ti, que no ves:

Te escondes, como el sol bajo la piedra. Tus ramas no crecen bajo la asfixia de la hiedra. Hiedra que tú plantaste, y que ahora te atenaza del pie al cogote. No te das cuenta que aún no es tarde. La vida puso a tu alcance las tijeras para podar la cárcel de tu propio miedo. Tú, tan joven.

Aprovecha, que el camino es vasto como la mar. Surca las olas, sin dejarte llevar por la marea. Iza las velas de tu brillante futuro. Si el viento no sopla no desesperes, porque vuelve. Siempre vuelve.

Prepara una pila de tus mayores temores, usa el carburante de tus prejuicios y enciéndela con la mayor de tus pasiones. Pon al pie del fuego tus respetos, pero no tengas nunca miedo a quemarte. Entrégate al calor de tu propia llama, vive la causa de tu locura. Tú, tan joven.

Por último, entierra la desidia y la inapetencia, y desempolva la infidelidad a la cordura que guardaste hace tiempo. Pisa el lodo de tu infortunio, sin miedo a hundirte, y afila la piedra de la sabiduría.

Porque ahora, sí que ves.

Luis R. Solís.